Se define como un entorno de pruebas aislado que permite ejecutar aplicaciones
peligrosas o dudosas sin riesgo de poner en peligro otros sistemas de la organización
empresarial. Los sandboxes también tienen la función contraria: ejecutar un
programa en un entorno seguro, libre de virus y ataques externos. Por ejemplo,
si abrimos un archivo adjunto de correo que contiene malware, la infección solo
afectará al sistema que ejecuta sandbox, generalmente, sistemas temporales que
una vez cerrados no dejan ninguna secuela por posibles infecciones.